jueves, 13 de noviembre de 2008

Para aquella que sepa amar


Vive a la vera de tu silencio,
ilumina las calles de tu ilusión,
navega en los lagos de tu alegría,
escala las cimas de tu razón

Rompe los moldes del invierno,
extiende cielos de flores y primavera,
riega con la música que tu deseas,
goza sembrando felicidad en tu era

Sabe que tu soledad es su compañía,
tu cuidado un rutinario contento,
descubrir mirando viejas fotografías
el soplo de tu atención, su alimento

Se aferra al aleteo de tu recuerdo,
construyendo en tu memoria un puente,
sin suicidarse al abismo de tu olvido,
en el abrazo de tus ojos intermitente

Hurtar otro minuto a la enfermedad
que muerde el alma y deja una cáscara vacía,
saboreando la comunión de un instante,
es su gran victoria, heroica, de cada día

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