miércoles, 24 de octubre de 2007

Titulares Molantes



Para todos aquellos que dicen que estoy loco (con los cuales comparto plenamente opinión), he aquí unos titulares extraídos de diferentes periódicos que me hacen pensar que, no solamente no estoy solo; sino que, si me uniese a mis semejantes. conformaríamos una fuerza cuando menos temible.

UN INSTITUTO DE ILLINOIS PROHIBE LOS ABRAZOS (La Nueva España)
Próximo titular: ILLINOIS TIENE EL ÍNDICE MUNDIAL DE CATARROS MÁS BAJO.

DETENIDO POR ATACAR A S PADRE CON UNA BOLSA DE CHEETOS (periodistadigital.com)
Y yo me pregunto: ¿Habría que redefinir el término "calzonazos" en nuestra lengua?

VIVE CON EL PENE ERECTO HACE 10 AÑOS (lostiempos.com)
Creéis que una ciática duele? Id a decírselo a este hombre y comprobaréis lo que es "morir de hilaridad".

EL CLIENTE DE UN BAR LO INCENDIA PORQUE NO LE SIRVIERON UNA COPA (Levante)
"7000 pesetas de güijqui, Torrente."
Últimas palabras del desafortunado camarero.

CONDENADA POR SUMINISTRAR HACHÍS A SUS HIJOS PARA EVITAR QUE LO COMPRARAN EN LA CALLE (Faro de Vigo)
"Vete tu a saber que goma de neumático te venden, tu hazme caso a mí, que para eso soy tu madre"

SE ALQUILA VIVIENDA POR DOS EUROS
Se trata de la casa del guarda del cementerio de Anglés, Girona
(El País)
Bromas aparte, estoy pensando seriamente irme a vivir a Anglés, el puto paraíso de la vivienda. Y encima al lado del cementerio... sitio más tranquilo no hay.

CAPTURAN AL ESCRITOR CANÍBAL MIENTRAS COCINABA A SU PAREJA CON LIMÓN. (La Provincia de Las Palmas)
Que digo yo... Ya que te has pasado todo el puto día para despiezar, limpiar y cocinar a tu mujer al limón... joder, que se esperen un poco antes de detenerte, habrá que probar como te ha salido.

En fin, pondría algunos más pero estoy con casi 38 de fiebre y las ganas que tengo de seguir aquí son escasas, pero no os preocupéis, cada día hay titulares de estos que molan tanto y que ya iré poniendo por aquí cuando me apetezca.

lunes, 22 de octubre de 2007

El Mal (intoducción)


Mal y miedo son gemelos siameses. Es imposible encontrarse con uno sin hacerlo al mismo tiempo con el otro. Quizás sean, incluso, dos nombres distintos para una misma experiencia: uno de ellos se refiere a lo que vemos u oímos y el otro a lo que sentimos; uno apunta al exterior, al mundo, hacia dentro de cada uno de nosotros. Lo que tememos es malo; lo que es malo nos produce temor.
Pero ¿qué es el mal? Así planteada, ésta es una pregunta irremisiblemente mal formulada, por mucho que nos obstinemos en hacérnosla incansablemente. Desde el momento mismo en que nos hacemos la pregunta, estamos condenados a buscarle una respuesta en vano. La pregunta ¿qué es el mal? es incontestable porque lo que tendemos a clasificar de "malo" o "malvado" es, precisamente, la clase de elemento negativo que no podemos entender ni, tan solo, expresar con claridad; y aun menos explicar a nuestra entera satisfacción. Llamamos "mal" a esa clase de hecho negativo por la misma razón por la que nos resulta inintenigible, inefable e inexplicable. El "mal" es aquello que desafía y hace añicos esa inteligilibidad que hace que el mundo sea habitable... Podemos decir qué es un "delito" porque disponemos de un código legislativo que todo acto delictivo vulnera. Sabemos lo que es "pecado" porque tenemos una lista de mandamientos cuya desobeciencia convierte a los infractores en pecadores. Recurrimos, sin embargo, a la idea del "mal" cuando no somos capaces de señalar la norma que ha sido infringida o saltada al producirse el acto para el que tratamos de hallar un nombre apropiado. Todos los marcos que poseemos y usamos para inscribir en ellos y tramar historias horrendas que nos resulten comprensibles (y que, de ese modo, nos lleguen ya desactivadas, desintoxicadas y domesticadas, o , lo que es lo mismo, nos resulten "llevaderas") se desmoronan y se deshacen cuando tratamos de estirarlos para dar cabida a las obras y actos negativos que denominamos "malos" o "malvados".
De ahí que tantos filósofos hayan abandonado todo intento de explicar la presencia del mal por considerarlo un proyecto sin esperanza de éxito y se hayan conformado con un simple enunciado de hecho, un "hecho en bruto", por así llamarlo, un hecho que ni pide ni admite mayor explicación: el mal es.
El mal tiende a ser invocado cuando insistimos en explicar lo inexplicable. Nos aferramos a él como último recurso en nuestra desesperada búsqueda de un objeto de la explicación, pero trasladarlo a la posición de un explanandum (el objeto de la explicación) nos obligaría a traspasar los límites de la razón humana.